La artrosis, también conocida como osteoartritis, es una
enfermedad articular degenerativa que afecta a millones de personas en todo el
mundo. Es una afección crónica que se produce cuando el cartílago de las
articulaciones se desgasta con el tiempo, lo que provoca dolor, inflamación y
rigidez en la articulación afectada. En este artículo, vamos a hablar de los
diferentes grados de artrosis y cómo se diagnostica esta enfermedad.
Los diferentes grados de artrosis
La artrosis se clasifica en cuatro grados, según la gravedad
de los síntomas y la extensión del daño en la articulación. Estos grados se
definen de la siguiente manera:
- · Grado 1: La artrosis en su fase inicial. En este grado, el cartílago se ha desgastado ligeramente y la articulación puede sentirse un poco rígida después de largos periodos de inactividad, pero todavía no hay dolor.
- · Grado 2: En este grado, el desgaste del cartílago es más evidente y la articulación puede comenzar a doler después de largos periodos de actividad. La articulación puede sentirse rígida y es posible que se produzca una pequeña inflamación.
- · Grado 3: En este grado, el desgaste del cartílago es significativo y la articulación puede doler incluso cuando se está en reposo. También es común la rigidez y la hinchazón, y puede haber una pérdida de flexibilidad en la articulación.
- · Grado 4: Este es el grado más avanzado de artrosis, en el que el cartílago se ha desgastado por completo y los huesos de la articulación pueden estar rozando entre sí. La articulación puede estar muy dolorida y rígida, y puede haber una pérdida total de la flexibilidad.
Cómo se diagnostica la artrosis
El diagnóstico de la artrosis se realiza a través de un
examen físico y una evaluación de los síntomas del paciente. El médico puede
hacer preguntas sobre la frecuencia y la intensidad del dolor, la rigidez y la
hinchazón de la articulación afectada, así como sobre la duración de los
síntomas.
Además del examen físico, el médico puede realizar pruebas
de diagnóstico por imagen, como radiografías, tomografías computarizadas (TC) o
resonancias magnéticas (RM), para obtener una imagen detallada de la
articulación afectada. Estas pruebas pueden ayudar a determinar el grado de
desgaste del cartílago y la extensión del daño en la articulación.
Otras pruebas, como análisis de sangre y análisis de líquido
sinovial, también pueden ser útiles en el diagnóstico de la artrosis y en la
evaluación de cualquier inflamación asociada con la enfermedad.
En conclusión, la artrosis es una enfermedad articular degenerativa que se produce cuando el cartílago de las articulaciones se desgasta con el tiempo. La enfermedad se clasifica en cuatro grados según la gravedad de los síntomas y la extensión del daño en la articulación. El diagnóstico se realiza a través de un examen físico y pruebas.
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